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Azúcar, Lácteos, Carnes y Otros Alimentos Controvertidos en Cáncer

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¿Existe una relación entre la alimentación y el cáncer?

La respuesta corta es, sí; la dieta puede influir directamente en el desarrollo y progresión del cáncer. Sin embargo, no existen los alimentos “prohibidos” o “curativos”.

La dieta es un sistema cambiante y adaptativo que depende de muchos factores como el tipo de alimento, su procesamiento y la cantidad consumida para evaluar su impacto en el desarrollo de algún tipo de cáncer. Por ejemplo, no es lo mismo consumir algún que otro alimento relacionado con riesgo de cáncer que tener una dieta diaria basada únicamente en ellos.

Alimentos más frecuentemente relacionados con el cáncer

Azúcar y cáncer: ¿Alimenta las células tumorales?

Aunque se ha popularizado la idea de que el azúcar “alimenta” las células cancerígenas, la realidad es mucho más compleja. Si bien las células cancerosas consumen más glucosa, consumir menos azúcar o eliminarlo de la dieta no previene ni detiene el cáncer. Lo crucial es evitar el exceso de azúcares, especialmente en la forma de productos con azúcares añadidos y “ocultos”, así como el exceso de carbohidratos refinados (harinas y pastas blancas, arroz blanco…), para mantener un metabolismo saludable. Esto no solo prevendría el cáncer, sino otras múltiples enfermedades sistémicas.

Lácteos y su impacto en el cáncer

Diversos estudios han sugerido que los lácteos pueden influir en el cáncer de próstata y mama, pero no hay evidencia concluyente. Esta relación depende del tipo de lácteos consumidos (enteros vs. desnatados, procesados vs naturales y procedentes de ganadería industrial vs. eco-bio). Los expertos recomiendan moderación en el consumo de estos alimentos y elegir preferiblemente opciones sin aditivos ni azúcares añadidos.

Por otra parte los lácteos fermentados (yogures, kéfir), presentan importantes propiedades beneficiosas para nuestro organismo.

Carnes rojas y procesadas: ¿realmente aumentan el riesgo?

Según la OMS, las carnes procesadas son catalogadas como “carcinógenas” y las carnes rojas como “probablemente carcinógenas”. Sin embargo, el riesgo está íntimamente asociado a su consumo excesivo, especialmente en dietas altas en embutidos y carnes ahumadas (parrilla). Por ellos, los expertos recomiendan reducir su consumo en favor de otras fuentes de proteína como las carnes blancas, la proteína vegetal (legumbres, frutas secos), los pescados o los huevos, y optar por métodos de cocción saludables para reducir los riesgos.

Soja y su relación con el cáncer de mama

A pesar de que se ha debatido si la soja podría afectar el cáncer de mama por su contenido en fitoestrógenos, la evidencia científica actual indica que el consumo de soja natural y sus productos completos (tofu, tempeh, incluso bebidas derivadas de la soja) en cantidades moderadas es segura e incluso puede ser beneficiosa en la prevención del cáncer de mama.

Mitos y realidades sobre la alimentación y el cáncer

Aunque algunas personas piensan que eliminar completamente ciertos alimentos cura el cáncer, en realidad no hay ninguna evidencia que respalde este hábito. Lo más importante es mantener una dieta equilibrada.

Otro mito frecuente en considerar que todos los aditivos y conservantes son cancerígenos. Sin embargo, algunos aditivos están regulados y son seguros en pequeñas cantidades. En este sentido, numerosas aplicaciones móviles pueden ayudarte a detectar qué aditivos pueden ser perjudiciales y cuáles no representan ningún riesgo.

El tercer mito más común es creer que únicamente la alimentación está relacionada con el cáncer. La verdad es que los factores genéticos, ambientales y el estilo de vida, incluyendo la actividad física, el sueño, el control del estrés o las relaciones sociofamiliares tienen un papel destacado junto con la alimentación en el riesgo de desarrollar cáncer.

¿Cómo llevar una alimentación saludable si tienes cáncer?

Ten en cuenta que no hay alimentos mágicos ni completamente prohibidos. Aun así, una alimentación saludable puede mejorar tu calidad de vida significativamente.

Prioriza una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y grasas saludables, evitando el consumo excesivo de alimentos procesados, azúcares añadidos y carnes ultraprocesadas.

Finalmente, recuerda consultar siempre con un nutricionista oncológico para adaptar la dieta a tus necesidades individuales, así como a los síntomas que puedas presentar a consecuencia del cáncer y de su tratamiento (estreñimiento, diarrea, náuseas, falta de apetito, pérdida o ganancia de peso, etc).

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